La vida no deja de recordarnos quién es. Sus situaciones embarazosas, nos obligan a sentirnos de nuevo como fetos rodeados de un líquido amniótico con sabor amargo.
Volvemos a ser débiles, indefensos y dependientes, atados a su mejor aliado: un cordón umbilical que nos envuelve el cuello, ejerce presión en las anginas y además se empeña en enseñarnos a base de golpes, como en la vieja escuela, sin que nadie denuncie este modo de aprendizaje.
Y lo peor es que el cordón umbilical post parto parece impune e inmortal cuando se adueña de nosotros. Pero la Ley se las sabe todas y por eso, el Ordenamiento Jurídico establece dos modos de afrontar el juicio:
Caso 1:
Hacer con él un nudo doble ocho, lanzarnos a hacer puenting, chillar fuertemente sin que nadie nos oiga haciendo volar las preocupaciones que se acumulan en la suela del zapato y que nos hacen arrastrar los pies.
Después pisar tierra, echar la vista atrás y ver como en el cordón se queda colgado, ahorcando nuestra agonía.
Caso 2:
Practicarle el nudo cabeza de turco y perseguir la madeja infinita que arrastra tras de sí un arsenal de costura compuesto por: un dedal para cubrir la huella de identidad desgastada por el poco tacto de la vida y una aguja con la que nos desangramos intentando probar una y otra vez que se trata de una pesadilla.
¿Ocultar las preocupaciones y engañarnos como si nada ocurriera o enfrentarnos a ellas y hacerlas volar?
La elección sería fácil si no fuera porque la vida tiene de vida, lo que la justicia de justa.
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me parece increíble, y me dejas sin palabras. sólo puedo decir, o sugerir, que en una ocasión ví una película ("Roma", Adolfo Aristarain, Argentina-España 2004) en la que decían: "cuando tengas problemas, vete a un río, y estando a la orilla dilos en voz alta, allí en medio diciendolos en voz alta te pareceran tan insignificantes que se te pasaran y la corriente los arrastrará".
ResponderEliminarcon el uno o el dos, al final se irá el nudo, ya lo verás :D
ResponderEliminaránimo!
Con tus palabras los problemas parecen menos problemas y más poesía. Sería demasiado fácil ¿verdad?
ResponderEliminarÁnimo, y recuerda que los problemas son proporcionalmente importantes a la cantidad de tiempo que pasas pensando en ellos.
¿A que encuentras mejores pasatiempos?
Lo de gritar a la orilla del río (o de la playa) no es mala idea.
Un saludo.